Caminé por las calles tantas veces pisadas,
Las casas altas, con sus gruesas paredes,
ventanas con colores tirados al viento;
con un aire costero, que a veces llega entre los cerros.
Miraba mi infancia, mi adolescente juventud,
ese niño delgada, con tantos sueños,
que antes pasó por este mismo lugar.
Me vi ahí, en esa plaza dando vueltas,
riendo con amigos que hoy huelen a recuerdo,
sus nombres tatuados en mi memoria,
caminan conmigo, de eso ya… tanto tiempo.
Y hoy aquí, en el paso de los años sin olvido,
miro los rostros, que hoy no me dicen nada,
mas que la amable forma del saludo,
en un pueblo acostumbrado a saludar.
Voy para verte, voy para recoger algunas huellas,
para reconocerme entre estos árboles,
que iniciaron mis alergias;
En avenidas que se abrían como un símbolo,
y ahora quietas, me susurran al pasar.
Quiero verte de cerca, olerte,quiero saber si aún me recuerdas.
Ahí esta la eterna estatua sin vida,
con la espada en alto, su gris chaqueta
de un héroe cuestionado.
La iglesia otra vez tiene la cruz vuelta,
dicen que el Mandinga la deja así,
una historia de los tiempos viejos,
de fábulas ancestrales contadas,
para que los niños nos fuésemos a dormir.
Mi cerro conquis que era un paso a la aventura,
meta de niños, el escalarlo hasta su cima,
bajando luego con mil rasguños en el cuerpo
y una sonrisa feliz y victoriosa.
Y tu cara esperando en la esquina,
donde el primer beso vino a mi encuentro,
que si lo pienso, hasta hoy me ruboriza…
…Cuando me acuerdo. Nanchoc mi caserio SAN JOSE!!!!
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